Al defender el concepto de neurodiversidad, no estoy idealizando la enfermedad mental. Esta no es la intención que guía mi argumentación. El uso de la palabra «neurodiversidad» a menudo se malinterpreta; algunos pueden pensar que se desea minimizar el sufrimiento real que millones de personas enfrentan a diario debido a trastornos mentales. Sin embargo, es fundamental entender que la neurodiversidad busca reconocer y valorar las diferencias en el funcionamiento cerebral, así como sus implicaciones. Esta perspectiva se siente aún más relevante cuando consideramos las observaciones del psiquiatra Peter D. Kramer, autor del influyente libro Listening to Prozac.

Kramer ha criticado la idealización de la depresión. Este trastorno ha afectado a muchas figuras históricas y artísticas. Un ejemplo notable es Vincent van Gogh. Edgar Allan Poe también luchó con episodios de depresión. Ambos son aclamados por su creatividad. Sin embargo, la depresión es una enfermedad seria y compleja. Está asociada a desorganización cerebral y atrofia de células nerviosas. Establecer vínculos entre depresión y talento puede ser problemático. No debemos olvidar que la depresión daña vidas y salud. Es más que una fuente de inspiración.
La naturaleza progresiva de la depresión es alarmante. La evidencia muestra que los episodios prolongados causan daño cerebral. Este daño va más allá de lo psicológico. Afecta el corazón, glándulas endocrinas e incluso los huesos. Las estadísticas son preocupantes: la depresión aumenta el riesgo de muerte joven. No solo por suicidio, sino por ataques al corazón. También pueden ocurrir derrames cerebrales debido a la depresión. En este sentido, la depresión es una enfermedad multisistémica. Requiere atención médica seria y compasión.
No obstante, al centrarme en los «puntos fuertes ocultos» de los trastornos mentales, quiero ser muy claro: no estoy tratando de minimizar el daño que estas afecciones pueden causar en la vida de una persona. Reconocer y celebrar los aspectos positivos de la neurodiversidad no significa ignorar el sufrimiento que conllevan estas experiencias. No estoy sugiriendo que los trastornos mentales no son reales o que redefinirlos como «diferencias» de alguna manera mitiga el dolor que traen consigo. El dolor y el sufrimiento son tremendamente reales, y nada cambiará eso.

Sin embargo, es igualmente importante que podamos poner el foco en los aspectos positivos que pueden surgir de estas experiencias. El término «neurodiversidad» no pretende ser una estrategia de autosuficiencia o un recurso sentimental que justifique el sufrimiento. Por el contrario, se trata de un concepto robusto y fundamentado en una serie de investigaciones provenientes de campos como la neurociencia, la psicología evolutiva y la antropología. Al reconocer estos aspectos positivos, podemos comenzar a revolucionar la forma en que se perciben las enfermedades mentales en la sociedad.
Al organizar una campaña significativa sobre los puntos fuertes de las personas que viven con trastornos mentales, existe la posibilidad de que se reduzcan los prejuicios existentes en torno a estos problemas de salud. Esto no solo beneficiaría a quienes padecen estas enfermedades, sino que también podría jugar un papel crucial en la educación del público en general. A menudo, los estigmas y los mitos prevalecen debido a la falta de comprensión y representación positiva. Al presentar relatos de fortaleza, resiliencia y logro, podemos ayudar a crear un entorno más empático y comprensivo.
Desde una perspectiva terapéutica, resulta sumamente beneficioso que las personas con trastornos mentales, junto a sus cuidadores, se centren en los aspectos positivos tanto como en los negativos. Concentrarse en lo que hacemos bien y en nuestras fortalezas internas no solo aumenta la confianza en uno mismo, sino que también proporciona el valor necesario para perseguir los sueños propios. Este enfoque tiene el poder de fomentar el desarrollo de habilidades específicas y la búsqueda de gratificaciones reales en la vida, lo que es esencial para el bienestar emocional.
De hecho, este proceso crea un ciclo virtuoso que puede ayudar a contrarrestar el círculo vicioso en el que a menudo se encuentran atrapadas las personas con trastornos mentales. Al enfocarse en lo positivo, se genera una mayor satisfacción en la vida, lo que, a su vez, puede ayudar a mitigar los efectos negativos de los trastornos mentales. Por lo tanto, aunque es crucial hablar abiertamente sobre los retos del sufrimiento humano, también lo es celebrar la resiliencia y las capacidades que residen dentro de esa diversidad neurológica.
En definitiva, el concepto de neurodiversidad nos invita a adoptar un enfoque más amplio y comprensivo en nuestra manera de abordar y tratar las enfermedades mentales. Reconocer y valorar las diferencias en el funcionamiento cerebral puede llevarnos a construir una sociedad más inclusiva y compasiva. Y, aunque no se debe ignorar el dolor y el sufrimiento que estos trastornos pueden acarrear, sí es posible encontrar una esperanza y una fortaleza que a menudo se pasan por alto en el discurso predominante. La neurodiversidad es, por lo tanto, no solo un concepto, sino un llamado a la acción hacia un cambio significativo en nuestra comprensión del bienestar mental y emocional.
En Brain Training Club, reconocemos que la neurodivergencia tiene múltiples definiciones, dependiendo de criterios médicos y las conexiones individuales con el entorno. Resaltamos la importancia de valorar esta diversidad para fomentar una sociedad más inclusiva. Al hacerlo, desmitificamos estigmas y celebramos la resiliencia y las capacidades de quienes enfrentan desafíos de salud mental.
Brain Training Club Foundation
Educación IT para cerebros neurodiversos 🧠🌈